VIAJE EN TREN A LAS FIESTAS DE SAN FROILÁN (LUGO)

Coincidiendo con el acto conmemorativo de “apertura” de la Puerta de la Estación de la muralla de Lugo el día 12 de octubre de 2010, AMAFER organizó un viaje en tren a las fiestas de San Froilán, saliendo de la estación de Monforte a las 9 horas Para llegar a la capital lucense a las 10 horas.
A las 11 de la mañana asistieron al acto de “apertura” de la Puerta de la Estación de la muralla. A las 12,30, el Ilmo. Sr. Alcalde de Lugo, D. José López Orozco, ofreció una recepción al grupo en el Ayuntamiento de la ciudad.

 

Estas son las fotos:

San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010. San Froilán 2010.

Discurso del presidente de AMAFER

En nombre de la Asociación Monfortina de Amigos del Ferrocarril y en el mío propio, quiero iniciar mi intervención agradeciendo al Ayuntamiento de Lugo, encabezado por su alcalde, nuestro estimado José Clemente López Orozco, la posibilidad que nos brinda de compartir este momento entrañable con la ciudadanía de Lugo, así como con todos sus invitados que han acudido a disfrutar de estas extraordinarias fiestas y, muy especialmente, quiero saludar a los monfortinos que, con nuestra asociación o por otros medios, se han desplazado a este acto en un gesto de hermanamiento con todos los lucenses.

Considero un verdadero acierto de los organizadores de estas fiestas, dedicar este año a Los Caminos que pasan y han pasado por esta ciudad. Desde la famosa vía 19 del antiguo Itinerario Antonino, que conectaba Galicia y Lusitania con el reto del Imperio Romano, hasta las actuales autovías o líneas férreas, Lugo, ha sido siempre una ciudad vinculada a las comunicaciones de Galicia con España y Europa.

Resulta especialmente grato para quien les habla estar hoy aquí, en esta ciudad dos veces milenaria, Patrimonio de la Humanidad, primera capital y fortaleza de Galicia; bajo esta puerta memorable, otrora humilde poterna y que hace 135 años pasó a convertirse en la puerta de acceso principal por la que, durante décadas, habrán de entrar en Lugo viajeros, bienes y servicios procedentes de distintos y distantes lugares.

Sucede que, por estas mismas fechas del año 1875, para ser más exactos, el día 10 de octubre a las 11 de la mañana, cientos de ciudadanos, entre entusiasmados y expectantes, esperan en la estación lucense la llegada del primer tren, como si se tratara de otro ilustre invitado a las fiestas de San Froilán. Tirado por la locomotora Coruña , formado por dos furgones y nueve coches repletos de felices viajeros, serpenteando por los fértiles valles de nuestra tierra, progresa el ansiado tren. Abriéndose paso desde la Ciudad Herculina, cargado de proyectos e ilusiones, avanza por el puente Romay la empenachada silueta de aquel primer convoy. Entre metálicos silbidos y humeantes jadeos, la imagen del Progreso (aquel Cristo dos tempos modernos que años más tarde diría el eximio poeta Manuel Curros Enríquez) va tomando cuerpo en la inmemorial ciudad y entre la alborozada ciudadanía. La entrada en la estación es todo un espectáculo de imagen y sonido. Tras los primeros abrazos y felicitaciones, la multitud sube hacia la Ciudad, accediendo a la misma por la nueva Puerta de la Estación.

Sin duda fue un gran acierto de la corporación municipal de la época, construir una nueva puerta en la muralla para comunicar la ciudad con el ferrocarril. Representa todo un símbolo de abrir la ciudad al Progreso de los Tiempos, a nuevos productos, a nuevas palabras, a nuevas ideas,… en aquel entonces, abrir la Puerta de la Estación era algo así como abrir la puerta de nuestra casa y, por qué no, también de nuestros sentidos, de nuestra alma. Probablemente, desde el adarve bajo el que esta puerta se abre, el periodista y escritor Ricardo Becerro de Bengoa, que acompañó al tren real en septiembre de 1883, describió esta imagen del Lugo de extramuros: “cuando el cielo está despejado y brilla el sol, dando a este cuadro un hermoso tono de muy distintos verdores y, entre ellos se destacan las casas, los caminos, los lejanos barrios, los oscuros bosques y las apartadas cimas, es deliciosa la contemplación de la campiña de Lugo desde sus imperiales muros.”

Naturalmente, la llegada del ferrocarril no buscaba solamente que Coruña fuese el puerto de Lugo, no, el ferrocarril, llegaba con la intención de seguir quebrando las barreras de comunicación existentes, entre los ciudadanos de los distintos lugares, que este nuevo modo de transporte venía a unir en sus afanes de Progreso y Concordia. Y por esta razón, la ciudad de Lugo vivió una época de ilusión y esperanza, sintiendo como su Puerta de la Estación, ésta junto a la que hoy nos congregamos, seguía recibiendo nuevos viajeros porque el día 6 de octubre de 1880 (otra vez San Froilán) ya se podía llegar en tren hasta Sarria.

Pero esta puerta se hace más grande si cabe, cuando el día 1 de septiembre 1883, se inaugura la línea férrea de Palencia a Coruña; los horizontes de la ciudad se hacen más amplios y abiertos al mundo. Como escribiría por aquellas fechas Luis García, colaborador del Diario de Lugo, “…el ferrocarril anula las distancias, los pueblos de los pueblos hace hermanos”. No importa que ese día se presente lluvioso y con fuerte viento, cientos, quizá miles de lucenses se congregan en las inmediaciones de la estación. Próximas las 2 de la tarde, ya se oye el tren por el puente de la Chanca (imponente obra de ingeniería de la época) hasta que por fin se estaciona, entre vaporosos resuellos, en los andenes de la estación lucense con general regocijo de los concurrentes.

Fue aquel 1 de septiembre, otro día memorable en la historia de Lugo y de Galicia. Con la llegada del tren inaugural de la citada línea, a borde del cual viajaban el rey Alfonso XII con su esposa Mª Cristina y el presidente de la compañía ferroviaria “Asturias, Galicia y León” junto a un buen número de autoridades, Lugo queda conectado con las grandes redes ferroviarias españolas y europeas, haciendo posible llegar en tren desde Lugo a las más alejadas capitales de nuestro continente. El Ferrocarril, como portador de riqueza y progreso para la sociedad, es ya una realidad incuestionable, impulsando la economía y las relaciones Humanas.

Ciertamente, hoy en día, el ferrocarril no tiene la importancia social y económica que durante décadas mantuvo. Sin embargo esto está empezando a cambiar. Allá por los años 80 del pasado siglo, un prestigioso ingeniero francés, vaticinaba que “el f.c. será el modo de transporte del siglo XXI, si consigue superar el siglo XX”. Pues bien, hemos superado el siglo XX, y en este siglo XXI todavía impúber, vemos como la red de alta velocidad ferroviaria se expande por toda España. También Lugo ve cómo se va tejiendo esa red que la conecte al futuro. De cumplirse los proyectos, en menos de 10 años podremos movernos por España y Europa a una velocidad superior a los 250 Kms./h. Nuevos y prometedores caminos aguardan pues en el futuro de esta antigua y noble ciudad y, una vez más, nuevos viajeros podrán acceder al corazón de Lugo a través de esta, ya centenaria, Puerta de la Estación.

 

Fermín Avellaneda presidente de AMAFER

 

 

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